Aspen España Fellows

Las tres primeras ideas que me vienen cuando pienso en Aspen España es escuchar, relativizar y diversidad. Para mí Aspen España es ese entrenamiento de la capacidad de escuchar, de entender en qué piensa tu interlocutor, de ponerte en los zapatos del otro. Los debates de Aspen España me ayudan en ese proceso de reflexión, de aterrizar la información, en la idea de que no hay nada sin solución y por ello creo que Aspen España también es relativizar. Y Aspen España es diversidad, diversidad de planteamiento, de enfoque, de talento. Disfruto mucho y me siento muy cómoda en ese ambiente de pluralidad que se crea en las discusiones de Aspen España.

Para mi Aspen España es un espacio, una experiencia, y un foro. Es un espacio para la reflexión, para explorar diferentes puntos de vista, para desarrollar, probar, y cuestionar ideas -tanto nuevas como centenarias. Es una experiencia que invita al diálogo, a escuchar a otros y a uno mismo. En una experiencia Aspen uno aprende y enseña, rie y llora, debate, escucha y comparte en un espacio seguro y acogedor. Y es un foro donde el intelecto crece, se nutre e inspira, y, sin lugar a duda, se ejercita y renueva.

Aspen me ha permitido ser consciente del talento que existe en nuestra sociedad y recordar la importancia de mantenerme humilde, dispuesta a escuchar abiertamente a otros y reconocer mis sesgos.
Ha sido un regalo descubrir libros que de otra manera no sabría que existen, gracias a los textos variados de los seminarios, y conocer a personas interesantes de distintas disciplinas con quienes reflexionar y aprender.
Me siento privilegiada de participar y confío en que esta experiencia esté fortaleciendo mi tolerancia y mis valores en el ámbito profesional y personal, para vivir la vida de forma más equitativa y comprometida con las personas y el planeta.

Aspen siempre ha sido una mitad de camino entre la tregua y el bálsamo. No solo por las lecturas, las sesiones, la reflexión o los valores compartidos; sino por la oportunidad de romper un día a día frenético, aunque siempre divertido, para encontrar las cosas que importan. Florecieron los lazos, los aprendizajes y las capacidades propias para entender el sentido profundo de muchas de las cosas que hacíamos. Si hubo primaveras, que las hubo, fueron siempre mejores en cualquiera de las actividades de Aspen. Lo entendí desde mi primer paso, hace ya unos años, por ese sitio tan interesante –Aspen España– del que espero seguir aprendiendo cada día.

Aspen España para mí es la posibilidad del diálogo, el diálogo en sí y el fruto del diálogo. Es la conversación con amigos, con la historia y conmigo mismo. Es humanismo y alegría de vivir. Es reflexión y entusiasmo, textos y humor, benevolencia y pasión. Es un deber ser y un ser real.

Aspen Institute España es el lugar donde no siempre cambio de opinión, pero donde casi siempre cambio de tema y de argumentos: a veces, porque mis interlocutores son de otra generación, otra disciplina, otra orientación, otra nacionalidad; a veces, porque el enfoque y el método de los debates me fuerzan a revisar conceptos y prejuicios. Un espacio de libertad y de confianza, sin jerarquías, donde se propicia la complicidad intelectual -sin duda más importante aún que el consenso.

Muchos foros tienen programas dedicados al liderazgo y al diálogo. Aspen, singularmente, añade un tercer elemento con su énfasis en la acción. Esto nos lleva al enfoque institucional sobre el impacto que tiene un inmenso potencial en su pragmatismo cuando se complementa con el enfoque descrito por el fundador de Aspen como «destinado a ayudar a un líder a acceder a su propia humanidad haciéndose más autoconsciente, más autocorrector y más autorrealizador». Los orígenes de Aspen tienen en las artes y las humanidades una raíz clave: el uso de lecturas y teatro en los seminarios, por ejemplo, es muy poderoso, con un impacto duradero en los participantes. Este potencial de impacto puede, estoy seguro, asegurar a Aspen un mayor papel en la contribución al progreso de nuestra sociedad.

Conversar es necesario porque lo primero que dice un moderador de Aspen España es que es más importante escuchar que estar pendiente de lo que uno va a decir. La conversación en Aspen España es horizontal con todos los que están participando en el seminario que traen perspectivas diversas e intereses distintos al hilo de unos mismos textos. Además, es diacrónica, hacia atrás: una conversación con quienes escribieron esos textos con muchas dimensiones, que nunca es igual, como una orquesta de jazz que nunca va a tocar la misma canción.

Es un politólogo especializado en asuntos europeos y Relaciones Internacionales que actualmente trabaja en la Secretaría de Estado para la UE. También enseña integración europea y economía política internacional en la Universidad Nebrija y otros centros educativos. Recientemente ha ejercido de vocal asesor en asuntos internacionales y económicos en la Vicepresidencia del Gobierno de España y de investigador sobre riesgo político y prospectiva en ESADEgeo. En el pasado ha trabajado como consultor en Bélgica, Myanmar y Japón y ha colaborado con la Universidad de Naciones Unidas y think tanks paneuropeos como el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) o FEPS.

¿Cómo puede ser que el repaso en común de textos más o menos clásicos en clave de actualidad pueda proporcionar tanto disfrute?
Eso es Aspen España para mí. Enorme disfrute.

Salir con más preguntas que respuestas. Un regalo en forma de tiempo para uno mismo del que sino más sabio, sí sales con la mente más abierta.
Y eso en los tiempos que corren es tremendamente valioso.

Aspen es para mí un espacio de reflexión y de diálogo que me permite tomar distancia de lo cotidiano y reencontrarme con mis valores. Son momentos en los que puedo parar y entender lo que la velocidad del día a día solo me permite intuir. Esta conexión con lo que más importa se produce al conversar con el texto y con los demás, al reconocerme en experiencias aparentemente ajenas y escuchar ideas distintas de las mías. Cuando todo nos lleva a reforzar nuestras creencias, Aspen nos abre un espacio en el que cuestionarlas y recordar que no se trata de tener razón sino de ser capaces de pensar y de vivir juntos.

Para mí Aspen España es un lugar donde imaginar juntos y pensar sin fronteras. Son pocos los lugares de estas características y no ha habido momento tan urgente para tenerlos y cuidarlos. A través del diálogo entre nuestras muy diversas de maneras de comprender y sentir, construimos juntos otra visión del mundo, más rica y más común. Es una experiencia profunda que trasciende los sesgos cognitivos propios de nuestras individualidades y que da vida a un germen de cooperación real entre personas, entidades e ideologías distintas. Y ésas son para mí dos piezas maestras para la resolución de los retos sociales y ambientales que nuestro mundo afronta hoy.