Por José M. de Areilza Carvajal (@joseareilza), Secretario General de Aspen Institute España.

Se me hace muy difícil escribir en estos momentos con precisión y serenidad sobre Antonio Hernández-Gil. Hace dos días hablé con él por teléfono del próximo Seminario de Justicia y Sociedad Civil y me contagió como siempre su entusiasmo y determinación. Pero no quiero dejar de iniciar cuanto antes un homenaje entre los muchos que merece y compartir algunas ideas en este blog de la comunidad de Aspen España. Hemos perdido a un hombre del Renacimiento, que realmente llevaba las ideas a la acción inspirado por valores atemporales. Se ha ido una de las personas que más hacía por nuestro proyecto y cuyo ejemplo de abogado ciudadano debe perdurar. Antonio disfrutaba preparando cada Seminario Aspen y participando con profundidad y pasión en los debates de La Granja. Su generosidad, cultura, inteligencia y modestia admiraba a todos. Quiso sumarse al grupo de Aspen España Fellows como un compromiso personal. Tendré siempre muy presente su defensa de la dignidad humana innegociable y universal, la primacía de los deberes sobre los derechos o el imperativo de orientar al bien común el ejercicio de las profesiones relacionadas con el Derecho. Se va, pero se queda. Permanece el recuerdo imborrable de un amigo incondicional y un maestro.