05 junio 2022
La guerra de Ucrania hará que en Europa la revolución verde se acelere
Luis Pousa, La Voz de Galicia

Aprovechando la participación de Hugo Dixon, periodista, presidente y cofundador de Breakingviews y antiguo editor de la columna Lex de Financial Times, como ponente en una de las mesas redondas que se celebraron durante el Seminario Aspen sobre «Sostenibilidad y equilibrios intergeneracionales», Luis Pousa, periodista, jefe de Sección de La Voz de Galicia y antiguo alumno de Aspen Institute España, le entrevistó acerca de la situación de Ucrania y la Unión Europea.

Puedes leer la entrevista completa, publicada el 5 de junio en La Voz de Galicia, a continuación:

 

Al periodista británico Hugo Dixon (1963) no le gusta presumir de su parentesco con Winston Churchill (es bisnieto del icónico primer ministro) y esquiva las preguntas sobre su bisabuelo. Tras convertirse en uno de los articulistas de referencia del Financial Times y fundar la compañía Breakingviews, que vendió luego a Reuters, ha impulsado junto a otros europeístas del Reino Unido la plataforma People’s Vote para promover un nuevo referendo sobre el brexit, y centra ahora sus esfuerzos en la lucha contra el cambio climático a nivel global y el apoyo a países en desarrollo para su transición energética.

Estos días ha participado en Málaga, desde donde habla con La Voz, en un seminario del Aspen Institute España sobre Sostenibilidad y equilibrios intergeneracionales.

—¿Qué cambios cree que traerá la invasión rusa de Ucrania a la forma en que Occidente utiliza sus suministros energéticos?

—El uso de la energía en Europa ya está cambiando. Los países están utilizando más carbón a corto plazo, están buscando suministros de gas alternativos, tanto en el propio territorio como en el extranjero, y se están moviendo para aumentar la energía renovable aún más rápidamente de lo previsto en el medio plazo. Y los propios consumidores también tienen un fuerte incentivo para reducir su consumo de petróleo y gas, a causa de su elevado precio, ya sea cambiando a fuentes alternativas o reduciendo su consumo de energía.

—¿Cree que veremos una aceleración de la revolución verde gracias a la necesidad de reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles rusos?

—En Europa, estoy razonablemente seguro de que la revolución verde se acelerará. Aunque el uso de carbón aumentará a corto plazo como resultado de la invasión de Ucrania, a finales de la década será menor de lo que hubiese sido de otro modo. La perspectiva es menos clara en otros lugares del mundo. Es cierto que el aumento de los precios del petróleo y del gas es un fenómeno global. Pero no existe una necesidad estratégica de que los países no europeos reduzcan su dependencia de los hidrocarburos rusos, y algunos pueden optar por comprar petróleo ruso con descuento, disminuyendo así la presión económica para cambiar a las energías renovables. En el Sur Global, hay otro problema. Aunque tiene sentido desde el punto de vista económico cambiar a energías renovables, este cambio supone un gran costo inicial. Muchos de estos países tienen deudas elevadas que se han visto agravadas por la pandemia y ahora por la crisis de Ucrania. Los tipos de interés también están aumentando. Entonces les será difícil atraer el capital para invertir en la revolución verde.

—Usted ha propuesto un plan Marshall verde, y el primer ministro británico, Boris Johnson, se ha mostrado receptivo a la idea. ¿Cree que la guerra en Ucrania y sus consecuencias económicas ayudarán a ejecutar ese proyecto?

—El grupo de las siete grandes naciones industriales, el G7, acordó el año pasado impulsar una iniciativa llamada Build Back Better for the World (Reconstruir mejor para el mundo). Es una especie de plan Marshall verde, que está diseñado para ayudar a los mercados emergentes y en desarrollo a acelerar su transición hacia las cero emisiones. En la Conferencia de la ONU sobre cambio climático, la COP 26, Sudáfrica se convirtió en el primer país en adherirse a este plan. Y hay algunos otros países que lo tienen previsto. Esta iniciativa puede ayudar a garantizar que los países más pobres tengan los fondos para invertir en energía renovable y otras tecnologías verdes. No está claro si la guerra de Ucrania acelerará esta iniciativa. Los líderes del G7 están todos absorbidos por la guerra, y necesitarán dedicar más dinero a gastos de defensa y a proteger a sus propios ciudadanos del aumento de los precios de la energía.

—La propuesta tiene, por tanto, implicaciones geoestratégicas.

—Existe una creciente tendencia a asumir que el plan Marshall verde no es solo una iniciativa climática; también es una importante iniciativa geoestratégica. Occidente necesita más aliados en el Sur Global, tanto para aislar aún más a Rusia como para prepararse para una posible confrontación con China. Pekín tiene su propia iniciativa, la llamada Nueva Ruta de la Seda, que busca atraer a muchos países asiáticos, africanos y latinoamericanos a su esfera de influencia. Mientras tanto, Occidente está cada vez más preocupado por China debido a la forma en que ha apoyado a Rusia en la guerra de Ucrania. Entonces, en general, la lógica nos dice que la guerra debería acelerar el plan Marshall verde. Pero los políticos no siempre actúan lógicamente.

—La guerra en Ucrania marcará un punto de inflexión sin precedentes en varias décadas. En aspectos como la ampliación de la OTAN, parece que marca el camino exactamente opuesto al «brexit», ¿está de acuerdo?

—Sin duda, la guerra está uniendo a Europa y Occidente. Incluso ha acercado al Reino Unido a Europa. Eso es bueno.

—De hecho, el papel de Rusia en el «brexit» aún no se ha investigado a fondo.

—Putin claramente quería el brexit y se entusiasmó cuando sucedió porque dividió a Europa y debilitó a Occidente. Pero aún no conocemos la historia completa de lo que hizo para impulsar el brexit y qué influencia real tuvieron estas acciones. Mi opinión personal es que lo más significativo que hizo fue avivar la guerra civil siria y ayudar a expulsar a millones de sirios de sus hogares. Este éxodo masivo de refugiados jugó un papel muy importante en el referendo del brexit, a pesar de que muy pocos sirios llegaron a Gran Bretaña. Sin ese éxodo, creo que no habríamos dejado la Unión Europea. Putin sabía que este éxodo de refugiados desestabilizaría Europa. Pero no estoy seguro de si se dio cuenta de que sus repercusiones llevarían al brexit.

—Usted es uno de los fundadores de la organización People’s Vote. ¿Cree que hay alguna posibilidad de lograr un nuevo referendo y revertir el «brexit»?

—Tal vez dentro de 15 años.

—¿Por qué precisamente 15 años?

—No hay posibilidad de un nuevo referendo a corto plazo. Tanto el Gobierno conservador como los laboristas se oponen a reabrir la cuestión. Y, aunque ahora más personas piensan que el brexit fue una mala idea, todavía no hay mucho entusiasmo por celebrar otra consulta, con el argumento de que podría causar divisiones. Pero con el tiempo, esto podría cambiar. Esto se debe en parte al cambio demográfico. Cada año, alrededor de 700.000 jóvenes cumplen 18 años y obtienen el derecho a voto, y la mayoría de los jóvenes están entusiasmados con la UE. También hay seis millones de ciudadanos europeos a los que se les ha concedido el derecho a vivir en el Reino Unido. Unos pueden haberse ido y otros no ejercer este derecho, pero muchos se quedarán, y después de haber vivido en el Reino Unido durante seis años, pueden solicitar la ciudadanía, lo que les daría derecho a votar. Si alguna vez existiera la posibilidad de un nuevo referendo del brexit, muchos podrían convertirse en ciudadanos y la mayoría votarían por reincorporarse a la UE. Además, hay factores geopolíticos y económicos, que se han visto exacerbados por la guerra en Ucrania. A medida que pasa el tiempo, es probable que el Reino Unido descubra que tiene menos influencia en el escenario mundial, y que esto es importante para su seguridad y su bienestar económico. Todo esto tardará algún tiempo en desarrollarse. Creo que se necesitarán aproximadamente otros 15 años, e incluso esa fecha no ofrece  grandes certezas.

—¿Supondrá la guerra de Ucrania un retroceso en la globalización económica y política? ¿Traerá más procesos de renacionalización?

—La globalización ya estaba retrocediendo en parte debido a las reacciones populistas y nacionalistas, como la política de «America first» de Trump. El multilateralismo también estaba en retirada. Y la guerra ha acelerado eso. Pero es posible que veamos una tendencia alternativa empujando en la dirección opuesta, lo que Janet Yellen, la secretaria del Tesoro de EE.UU., llama friend-shoring [término de difícil traducción, que alude a la externalización de empresas en países amigos]. Hace referencia a estrechar los lazos económicos entre aliados y amigos, al tiempo que esas relaciones se van dejando con aquellos países en los que ya no podemos confiar. Hay mucho margen para este apoyo entre naciones amigas. También estamos asistiendo a un desarrollo político paralelo al económico: vínculos estratégicos más estrechos entre aliados. Sospecho que estas dos tendencias se reforzarán mutuamente. Deberíamos fomentar eso.

—¿Y cómo ve los problemas con la aplicación del acuerdo del «brexit» en Irlanda del Norte?

—El Gobierno británico haría una gran tontería si alterase el protocolo de Irlanda del Norte unilateralmente. Eso dañaría las relaciones políticas con la UE y Estados Unidos, justo cuando necesitamos trabajar más unidos para hacer frente a la agresión y para salvar el planeta. También dañaría las relaciones económicas, en un momento en que necesitamos trabajar juntos para salir de una crisis económica.

—¿Cree que se puede encontrar una solución para Irlanda del Norte que no entre en contradicción con los acuerdos de paz del Viernes Santo?

—Espero que la amenaza del Gobierno del Reino Unido de alterar el protocolo de Irlanda del Norte sea una amenaza hueca. Espero que ahora negocie con la UE y se encuentre el mejor pacto posible. El Reino Unido no puede conseguir todo lo que quiere. Y la UE ha señalado que está dispuesta a ser flexible. Mientras tanto, tras las recientes elecciones en Irlanda del Norte, una gran mayoría de la Asamblea de Irlanda del Norte quiere mantener el protocolo. Así que creo que hay espacio para llegar a un acuerdo, siempre que las pasiones no se enciendan demasiado.

 

Puedes encontrar la publicación original aquí (5 de junio, 2022, La Voz de Galicia).

Copyright © Foto Juan Jesús López Pan. Aspen Institute España.

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